
Los días 19 y 20 de diciembre en Obras, y 27 y 28 en el Teatro Ópera de La Plata, El Mató a un Policía Motorizado tocará en vivo su trilogía fundacional: Navidad de reserva (2005), Un millón de euros (2006) y Día de los muertos (2008). Un gesto claro hacia los fans de la primera hora, entre los que me reconozco. El grupo —integrado por Santiago Barrionuevo (bajo y voz), Willy Ruiz Díaz (batería), Manuel Sánchez Viamonte (guitarra), Gustavo Monsalvo (guitarra) y Agustín Spasoff (teclados)— cierra así el 2025, luego de la gira Súper Terror, que los llevó por Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y distintas ciudades argentinas.
El paso del tiempo es inevitable, pero impacta igual: Navidad de reserva cumple 20 años. Un disco perfecto para escuchar mientras se arma la mesa navideña o para sobrevivir a la resaca del 25. Un millón de euros funciona como la puerta directa al corazón de la banda, con los clásicos “Chica Rutera”, “Amigo Piedra” y “Vienen Bajando”. En Día de los muertos, en cambio, la oscuridad se adueña de las letras y propone un clima menos festivo, más introspectivo. Juntos, estos tres discos fueron la carta de presentación del sonido El Mató, un juego entre las fiestas, la vida y la muerte.
Luego vino La Dinastía Scorpio (2013) que con sus doce temas terminó de coronarlos como LA banda indie argentina. En 2017 El Mató logró lo que todas las bandas necesitan: un hit. “El tesoro” marcó un antes y un después en la vida de la banda: La Síntesis O’Konor, grabado fuera de Argentina, en los estudios Sonic Ranch en Texas, significó un verdadero salto cuántico, a la vez que dividió a una parte del público original. En su primer Movistar Arena, en 2023, esa grieta se hizo visible: convivimos los fans de la primera etapa con los de la segunda. Pero las diferencias entre generaciones de seguidores no hicieron que dejáramos de disfrutar: nuestra banda estaba haciendo su primer Movistar y eso se celebró entre pogos, viejos amigos y sonrisas.
Para muchos como yo, El Mató es el sonido de nuestra generación. Un espacio de pertenencia. Al principio, fue un refugio para los sensibles, para quienes sentimos un poco más. Hoy, ya no importa si conocieron a Santiago Motorizado por el cover de “No podrás” de ¡FA!, si los conquistó con su carisma en las entrevistas, si están desde 2004 con el disco debut El Mató a un Policía Motorizado, si llegaron por la banda sonora de Okupas o si La Dinastía Scorpio les cambió la vida para siempre. Este fin de 2025, El Mató nos abraza y estamos todos invitados a la procesión.
Hace diez años, Mariano Di Cesare (El Príncipe Idiota), líder de Mi Amigo Invencible, sintetizó eso que sentimos tantos, en un texto que publicó en Facebook, que todavía circula como manifiesto y que transcribo a continuación:
Hice la comunión a los once años.
Antes de probar la ostia,
tenía que pasar por el examen de mi primera confesión con el padre.
Adentro de esa hermosa caja vertical de madera tallada,
tan lustrada que hacía resaltar hasta mi mas pequeña porción de mugre, me reuní por primera vez con la culpa,
quien me acompaña, fielmente, hasta el día de hoy.
No se si por temor, vergûenza u obligación, pude ofrecerle al padre, no más que la punta del iceberg, como suele decirse. Le confesé que, solía robar, cada domingo, cuando acompañaba a mi papá al supermercado semanal, unos cuantos caramelos, liquid pappers y bombones Dancig.
Era costumbre regalarle al iniciado, un sobre con dinero,
al final de la fiestita que organizaba su familia. Con eso,
me compré la Washburn acústica, y con ella comencé a crear
un camino paralelo. Sanguchitos de miga caseros, jugo de naranja con soda. Creo que después de ese día, no volví a
ir a misa los domingos, y poco a poco fui trasladando el rezo protocolar, a pedidos de fuerza a un propio dios, a una presencia del mas allá, que se alejaba de cualquier exigencia cristiana.
El tiempo pasó. Me relacioné con el punk, leí
sobre anarquismo, creí entender a Nietzche,
flashé con Buda y me enamoré de una atea,
hasta el día de hoy.
Resulta que ahora, Dios, ha golpeado nuevamente a mi puerta.
Y sin saberlo, estoy reunido con un dios verdadero,
poco exigente, libre de culpas,
concentrado solamente en el arte de las energías.
Él, vino acompañado de un aire,
que empujó esa puerta,
e hizo que se abriera,
viene del sur y se llama
El mató a un policía motorizado.